La fatiga pandémica afecta nuestra salud mental, la OMS (Organización Mundial de la Salud) nos pone en alerta. No solamente reconoce los efectos de un virus en la población global, sino también atiende a la aceleración de la transformación digital.
El año 2020 la población del mundo se vio mayormente sometida a cuarentena. El cierre de la vida social, trasladar al contexto digital trabajo, educación y parte del comercio, sitúa a la humanidad en un plano inexplorado. Las condiciones físicas que impulsan un cambio de hábitos, de forma severa en el tiempo, implican afecciones psicológicas.
Permanecer en nuestros domicilios, implica repensar el espacio en el cual habitamos. De la misma forma, venimos de un mundo compartimentado en el cual familia, relaciones y trabajo / estudios tenían su propio espacio físico y horarios. Asumir que nuestros conceptos de espacio y tiempo han cambiado, afecta a nuestras relaciones e incide en el bienestar.
En paralelo, la dependencia cuasi absoluta de tecnología para interactuar en el ámbito formal viene sin una alfabetización digital. El uso de tecnología se ha dado sin indicaciones de cómo proceder a interactuar. En el mismo dispositivo o smartphone se entremezclan programas, cuentas de redes sociales y apps para uso profesional y personal.
Al referir a fatiga pandémica, hablamos de un efecto multicausal. Dependiendo de la situación de cada persona las implicaciones en el cambio de hábitos afecta en mayor o menor grado. Si nos afecta directamente es en poder planificar acciones, al deber estar pendientes de normativas variables en función de criterios sanitarios y políticos.
De igual forma, consideramos que el salto digital, forzado en multitud de organizaciones, genera un foco de desgaste. Sin una formación previa, ni estar contemplados riesgos psicodigitales se expone a la población a múltiples estímulos con los que lidiar.
Algunos motivos:
- Se accede a múltiple información, sin contrastar que puede ser contradictoria.
- El uso de smartphone permite que en un solo dispositivo se reciban correos laborales, personales, mensajería y notificaciones de apps.
- No se ha realizado una formación en ciberseguridad
- Exponemos información personal sin control ni conocimiento.
- Internet es 24 horas / 7 días accesible, podemos recibir y enviar información constantemente sin haberse establecido un acuerdo sobre límites.
Estas circunstancias suman para que podamos sentir un agotamiento mental. Nuestro cerebro no está preparado para tener que lidiar con cambios en el plano espacial, no solo la movilidad sino el tiempo que dedica a encuentros con cada grupo de personas (familia, trabajo, otros), al tiempo que digitalmente el smartphone se convierte en una herramienta básica de trabajo e interacción.A
Afrontar la fatiga pandémica obliga, necesariamente, a revisar el modelo de sociedad que creamos durante el S. XX. Y debe tener presente formar en el uso de tecnologías digitales en todos los grupos sociales.
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